viernes, 28 de julio de 2017

El equipaje inútil de todos los viajes



A escasos 6 días de partir hacia mi próximo destino, con el caos de los últimos días ultimando detalles, arreglando pendientes y ubicando a todos los seres vivos que conviven conmigo (léase hija/perra y plantas), viene el planteo de cada partida: ¿¿¿Qué incluir en los odiosos 23 kgs. permitidos del transporte aéreo???
Sabido es que no soy minimalista. Tiendo siempre a acumular cosas y a llevar por si acaso y por si las moscas y por si sucede un imprevisto...
Es verdad que soy talle 5XL y si algo me llegara a faltar (a menos que estuviera en los Estados Unidos), me resultaría muy difícil reponerlo.
Y así voy sumando más y más equipaje: por si hace frío, por si hace calor, por si se me rompen las zapatillas... eso, si de vestimenta hablamos. Pero también están los demás accesorios no menos importantes: medicamentos (¿y si me engripo? ¿si me agarra diarrea? ¿si me ataca el ciático?... cosas en que evidentemente no pensaba a los 20 años), cremas, protectores solares, toallitas íntimas, etc. etc.
En el último viaje, en que me excedí todo lo que pude porque era la primera vez que viajaba al exterior en business y no quería desperdiciar los gloriosos 69 kgs. permitidos, me di cuenta de cuántas cosas inútiles podía llegar a cargar en nombre de los imprevistos, o de situaciones imaginables pero difíciles de hacer realidad en un tour.
Así, hice una pequeña lista de "prescindibles", que de ahora en adelante pienso descartar. A saber:
1. Maquillaje: base cremosa, rubor, sombras y varios labiales. ¿Para qué?... sólo los dos primeros días podía llegar a poner algo de color en mi cara. A medida que avanza cada tour, por madrugones, cuestiones de tiempo o simplemente cansancio, apenas si me lavaba la cara.
2. Cremas para el pelo: totalmente innecesarias. Mi pelo con agua de otro sitio es absolutamente ingobernable, así le coloque 10 cremas de peinar, me pase la planchita o me haga brushing. Encima si me calzaba el sombrero, mi cabeza quedaba hecha un masacote pegajoso aplastado que no convenía dejar al descubierto.
3. Ropa "para salir": ¿qué sentido llevar ropa más paqueta si llegaba al final del día y sólo quería meterme a la ducha para ponerme el camisón y zambullirme en la cama? He pedido servicio de habitación a la noche por la pereza de tener que vestirme y volver a bajar, tras un día de tour intenso.
4. Zapatos de taco: en realidad éste tendría que ser el primer ítem. ¿Qué ganas pueden quedarme al final del día de calzarme tacos? Cuando los pies laten y lo único reparador es encremarlos y ponerlos en alto, lo último que haría es calzarme para salir. Uniforme oficial de turista: zapatillas y zapatos con suela de goma. Y a quien no le gusta que no mire... total, no me conoce nadie.
5. Bijouterie: en cada viaje he llevado collares, aros, anillos (pulseras no, sólo porque no uso). Está bien que no pesan tanto, pero son otra de las cosas absolutamente prescindibles. Durante el día no voy a ponerme aritos colgantes para hacer caminatas y paseos; y llegada la noche puedo asegurar que hasta me daba pereza desenroscar las tuerquitas para cambiarme los aros!!
6. Toallitas de mano: son útiles, pero en su justa medida. Yo suelo llevarme unas 10 toallas de mano!!! Como si fuera a secarme completa cada día de estadía!!
7. Artículos de perfumería: está bien llevar tu shampoo, tu perfume y alguna cremita, pero no todo el botiquín!! Por no hablar de las toallitas íntimas. He llevado hasta 3 paquetes de 30 en viajes de 15 días!! Todo bien, pero no exageremos...
Esta lista es sólo ejemplificativa. Estoy segura de que incluyo muchas cosas inútiles más que después olvido que estaban boyando en mi valija, hasta el último día, cuando vacío todo y encuentro cosas que creía no haber llevado y sin las cuales pude sobrevivir perfectamente.
Y mejor ni hablar de lo que traigo!!!! Bueno, tras mucha terapia decidí abandonar mi colección de artículos afanados de hoteles (léase jaboncitos, champucitos, cremas, lapiceras, etc.) y acotar mi acopio de esferas de nieve a una por país (en lugar de una por ciudad), pero soy una bestia acumuladora, así que regreso de cada viaje con una inmensa cantidad de folletería, tickets, recuerdos, servilletitas, posavasos y una amplia variedad de boludeces escritas en otro idioma que no puedo resistir (y después las clasifico y ordeno por viaje!!... sí, una absoluta demente. Lo acepto)
En fin, en este viaje me propuse ser minimalista. Serán sólo 16 días pero en dos semanas puedo llegar a acumular lo que a otro le lleva más de un año.
Tengo el firme propósito de no acopiar boludeces. Después les contaré cómo me fue...