martes, 21 de febrero de 2017

Zambra... de mi desesperanza!!!



Y sí, dicen que el humano es el único ser que tropieza dos veces con la misma piedra. Y yo no sería precisamente la excepción.
Después de mi nefasta experiencia flamenca en Madrid y todavía con la bronca de haber tirado 60 euros en algo que sabía de antemano que no me iba a gustar, reincidí en Granada.
Todo me pasó por ingenua. Porque no debí haber pedido consejo precisamente a una guía turística. Ellos tratan de vender los opcionales a toda costa!!! y así, adornó el relato del espectáculo como si fuera a convertirse en lo más glorioso y único que podría presenciar en mi vida.
Se ocupó con la destreza de un ilusionista de destacar las diferencias entre el espectáculo anterior y éste. Que era en una cueva en la montaña, en el verdadero ámbito gitano, donde se podría apreciar la esencia de este baile... bla bla bla. Y yo, deseosa como estaba de descubrir al fin cuál era el significado de los gritos, el enojo y el taconeo, acepté. Esta vez eran 30 euros, sin cena pero con una consumición. Al menos no lamentaría tanto la pérdida si no me gustaba.
Después de un día agotador en la bellísima Alhambra, tan encantadora como extenuante, sólo hubo tiempo para un baño, cambio de ropa y partimos hacia el Albaicín, para una recorrida nocturna que también nos permitiría ver una panorámica de la Alhambra iluminada.
En verdad yo quería hacer sólo esta parte del opcional, pero era inescindible de la zambra gitana.
Hacía tanto frío que me enrosqué todo lo que tenía alrededor de la cabeza. Sólo asomaban mis anteojos nublados, así que ni los ojos se me veían.
No había un alma en las calles, pero me encantó el recorrido, por lo que recuperé la esperanza de que esta vez la experiencia sería distinta.
Llegamos al local. Había cola afuera para entrar. La mayoría, japoneses.
Por la cantidad de gente que esperaba imaginé que debía tratarse de un lugar amplio, mas no podía estar más equivocada!!!
Entramos por un semi laberinto cavernoso de mesitas diminutas, agachando la cabeza en algunas partes porque parecía que iba a rozar el techo. 
En principio el calorcito del interior fue agradable. Después se iría transformando en soporífero y asfixiante, a medida que llegaba más y más gente.
Llegamos a lo que era el salón, escenario, bar, etc. Un hueco en una cueva, que debía tener las dimensiones de mi oficina, siendo muy generosa con las medidas.
Había unas sillas viejas y desteñidas amontonadas contra las paredes. Casi estaban apiladas, porque no entraban vacías. No podía ni imaginar cómo nos acomodaríamos allí.
Esta vez, por fortuna, no había brasileños, así que al menos estaba acompañada por dos chilenas macanudísimas, que salvaron mi noche porque nos divertimos muchísimo!! (no por el espectáculo, aclaro)
Nos ubicamos en el centro, justo frente a la madera gastada que hacía de escenario al nivel del piso... mala idea!!
Debimos encajar los hombros como en un puzzle para entrar, al tiempo que nos quitábamos los abrigos (sin saber dónde ponerlos) y me chorreaba la cabeza como si estuviera al rayo del sol en el Caribe.
De pronto se apagaron las luces y se encendieron otras muy molestas y aparecieron los artistas: un hombre y tres mujeres. El hombre tocaba la guitarra, una de las mujeres cantaba y las otras dos bailaban, una joven y otra bastante entrada en años.
Al igual que en el otro espectáculo, vestimenta pobre, cabello despeinado, como si el descuido fuera parte del show.
Y fue exactamente lo mismo!!!! Los lamentos, las caras de malas, el enojo, los alaridos... con una sola diferencia: bailaban en el mismo piso que nosotros pisábamos, por lo que todo el tiempo los presentes escondíamos los pies, a riesgo de perder un dedo bajo los tacos de los zapatos.
En eso dije a las chicas: "con el dolor de pies que tengo, me llegan a pisar y cometo gitanicidio!!"
Nos tentamos y comenzamos a reirnos de tal manera que la gitana vieja nos lanzó una mirada de maleficio que me hizo erizar la piel!!
En un brevísimo intermedio un mozo recogió los pedidos de la consumición. No elegí nada alcohólico porque el lugar no me inspiraba confianza. Pedí una Coca Cola... caliente, y al terminarla no sabía dónde cazzo apoyar el vaso, ya que no había mesas y dejarla en el suelo hubiera significado un suicidio cantado.
Acto seguido se presentó otro gitano bailador. Lo teníamos tan cerca que tras diez minutos de taconeo, sacudía el pelo y nos salpicaba de transpiración.
Sí, francamente asqueroso. 
Y no tenía fin... era aún más largo que el espectáculo madrileño!!!
En algún momento me relajé y comencé a divertirme mirando las caras de los presentes.
Un pobre viejo de zapatillas escondía tanto los pies debajo de la silla que parecía tener los miembros amputados; otro miraba con incredulidad como pensando "¿esto es lo que pagué?"; una mujer ponía onda y trataba de fingir una sonrisa mientras el marido le tiraba dardos venenosos con la mirada; las japonesas ponían la misma cara de incógnita que si les estuvieran hablando en español. 
Me consoló pensar que estábamos unidos en la desgracia de tener que soportar el "espectáculo" hasta el final.
Y como todo llega, también llegó a su fin. Aplaudí más por librarme de esa tortura que por halagar el trabajo de los artistas.
Dos veces me enganchan, tres no. En Sevilla me negué a presenciar un nuevo show de este tipo. Y qué ironía... dicen que fue el mejor!!!!

6 comentarios:

  1. Yo también lo vi en Granada y tampoco me gustó

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    1. Yo te puedo asegurar que de los presentes no llegaban a 5 los que realmente disfrutaron el espectáculo. Fue decadente.

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  2. Deduzco que si dijeron que el último fue el mejor es porque se fueron acostumbrando...
    De todas maneras, buenísimo relato, como siempre.

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    1. jaja algunos sí, pero para otros ése era el primer show.
      Pero definitivamente fue distinto, en un teatro, con más producción y no sólo incluyó flamenco sino también otros bailes españoles, así que es muy probable que haya sido el mejor!!
      Gracias por tus palabras!! Viniendo de vos, todo un halago!!!

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  3. No hay dos sin tres Jajaja Espero que haya uno próximo y de mejor calidad! Leyendo es como si estuviese allí! Tampoco lo habría disfrutado!!!

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    1. En mi caso, no habrá tercera vez!!! Difícil disfrutar algo en esas condiciones...

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