jueves, 2 de febrero de 2017

De puntualidades y demoras


Cuando contraté mi viaje a España, Marruecos y Portugal me alegró conseguir vuelo desde Rosario con conexión a Madrid, y así evitar las seis largas horas de viaje hasta Ezeiza, con los consabidos temores de piquetes y demás condimentos que pudieran retrasar la llegada por tierra al aeropuerto internacional.
Mas después de escuchar ciertas historias de terror, comenzaron a asaltarme las dudas acerca de mi decisión de viajar por Aerolíneas Argentinas.
Así, me enteré de vuelos que sin explicación alguna habían sido cancelados horas antes del vuelo, obligando a los pobres viajeros a "volar" en remisse hasta Ezeiza; o bien la versión de que en cualquier momento cerrarían el aeropuerto rosarino por contar con una pista defectuosa.
Finalmente corrí esos pensamientos de mi pobre y atribulada cabeza y me puse en positivo.
Llegué a Fisherton con varias horas de anticipación y despaché el equipaje. El vuelo salía media hora antes!! Ni yo podía creerlo... hasta que estuve acomodada en mi amplio asientito de business (lujo que pagaré en dos largos años de cuotas con la tarjeta)
Entonces me pregunté: ¿por qué no pensar que todo puede salir bien? ¿por qué no pensar que podemos construir un país mejor? Un país donde los medios de transporte cumplan en tiempo y forma con lo pactado. ¿Por qué nos sigue asombrando en Argentina que algo salga perfecto? Tendríamos que dejar nuestra alma doliente tanguera y aprender a esperar que las cosas resulten según lo previsto, como en cualquier otro país "normal".
Bajé en Ezeiza con aires de suficiencia y estrenando un optimismo atípico en mí. El vuelo había sido perfecto y llegábamos en tiempo y forma.
Hice migraciones y todos los trámites necesarios, visité sin prisa el Free Shop, paseé tanto como pude y en lugar de irme a la sala VIP donde me alimentarían gratuitamente (errores de principiante), cené en uno de esos abusivos lugares VIP de Ezeiza, en los cuales un sandwich y un agua mineral podía llegar a los 300 pesos!!! (Azorada, una turista japonesa delante de mí preguntaba si había entendido bien o si realmente le querían cobrar 3 dólares por una cajita de 200 cc. de juguito Baggio!!)
Cuando al fin llegó el momento del embarque, feliz me instalé primera en la fila de Sky Priority, aprovechando las ventajas de estar en una clase superior.
Entonces comenzaron a pasar los minutos, y éstos se transformaron en una hora, hasta que por altavoces anunciaron que el vuelo estaba demorado porque se veían obligados a controlar unas válvulas antes de la partida.
¿¿¿Justo en ese momento tenían que hacer controles???
Sentí que estrepitosamente caía de la nube de idealismo en que había remontado unas horas antes.
Aerolíneas Argentinas seguía siendo Aerolíneas Argentinas y la puntualidad definitivamente no era uno de los fuertes de la empresa, ni de mi país.
No me senté para no perder mi privilegiado lugar y ahí quedé con el resto de los pasajeros, paraditos cual soldaditos de plomo esperando que se abrieran las puertas del túnel rumbo a la aeronave.
Hora y media más tarde (unos minutos después de la 1 de la mañana) comenzó el embarque.
Puse otra vez en ON mi optimismo y avancé hacia el avión.
Nos recibieron amablemente y recuperé mi fe en la industria argentina.
¡¡¡Los asientos de business eran la gloria!!! Después de haber viajado toda la vida como sardina en lata, éstos se presentaban como sillones acolchados y cómodos en los que podía verme durmiendo como oso todo el trayecto!!
Nos entregaron un neceser con distintos implementos para el viaje y tomé las medias de toalla. Me quité las zapatillas y envolví mis pies en estas medias suavecitas pensando ya en el noni que iba a hacer!! Y cuando ya me acomodaba para comenzar a vivir el más placentero de los viajes, la voz del capitán en los altavoces interrumpió mis bellos pensamientos con una "invitación" a descender de la aeronave con el equipaje de mano, debido a que tenían que continuar controlando las dichosas válvulas, lo que también incluiría el equipaje despachado... vaciarían la bodega!!!!!!!!!!!
Con toda la rabia del mundo volví a calzarme, bajé mi equipaje de mano y atravesé la manga echando espuma por la boca.
Ahí se me cayó toda la estantería... país bananero!! Nunca podremos estar a la altura de ningún otro país ni aerolínea, qué informales somos, nunca vamos a cambiar!!!!!!
Con furia me senté a esperar, mientras oía a unos pasajeros españoles decir que demoraban porque estaban reventando las válvulas que quedaban sanas. Me daba mucha bronca esa apreciación, pero no podía sino coincidir en que probablemente fuera verdad, siendo archiconocidos los problemas de mantenimiento de nuestros aviones.
Dos horas y media después, subíamos nuevamente a la máquina. Y en medio de una baranda a kerosene (desconozco por qué), partimos.
Como siempre digo, hay un mundo mejor pero es carísimo!! Apenas comencé a disfrutar las maravillas de la clase business se me olvidó el enojo, la espera y la tardanza... comí como un lechón, dormí como un lirón y llegué a destino con casi tres horas de retraso pero fresquita como lechuga y lista para la aventura!!!!!

6 comentarios:

  1. Así como hay países cercanos al paraíso, el nuestro pretende todo lo contrario, como para diferenciarse de la normalidad.
    Por lo menos el vuelo fue placentero y eso cuenta!

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    1. El vuelo fue bastante turbulento, por cierto, pero el asiento era tan cómodo y yo estaba tan cansada, que para mí el bamboleo fue como un arroró ja ja

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  2. Me encantó tu relato!!! Lamento la tardanza y la decepción, pero lo que siguió fue maravilloso!!!

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    1. Sí, siempre aparece algún contratiempo. Lo bueno es sortear los obstáculos y seguir adelante!! Besos

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