martes, 14 de junio de 2016

Problemas de lenguaje: todo fue culpa de Babel!!



Todos estaban piolas conversando hasta que a algún arquitecto delirante (como la mayoría) se le ocurrió alzar la Torre de Babel, tan alta que tocaría el cielo, y Jehová enojado (y un poco ladino también) decidió confundir las lenguas de todos y provocar un quilombo tal que dura hasta nuestros días.
¡Cuánta maldad!... ¿Imaginan lo maravilloso que sería que todos hablásemos la misma lengua? Ya hablando el mismo idioma no nos entendemos, ¿qué se puede esperar cuando ni siquiera sabemos si el otro nos está halagando, forreando o puteando?
El idioma es un verdadero problema para el viajero.
Estudié inglés desde los 6 años, inglés de academia. 
Me di cuenta que poco me servía lo estudiado unos 10 años después, cuando viajé a Europa por primera vez y pregunté por el baño. Cuando dije "bathroom", la camarera me miró como si le hubiera preguntado por un masaje de callos plantales. Me preguntó "bathroom?" simulando bañarse. Y ahí comprendí que nada tenía que ver lo aprendido con la realidad. Tenía que usar la palabra toilette.
Cuando regresé a Europa después de muchos años, seguía con mi inglés de academia, pero como la necesidad tiene cara de hereje y tenía que sobrevivir a tres días sola en Holanda sin saber hablar holandés, mi inglés (que en algún lado de mi inconsciente había quedado archivado) fue brotando naturalmente y me defendí bastante bien. Hasta llegué a discutir temas de enchufes y adaptadores!!
Al tercer día en Maastricht estaba tan familiarizada con el inglés, que después del concierto de mi amado André Rieu, escribí mi mensaje en el libro de visitas... en inglés!!!!!
De todos modos comprendí que no me sentía del todo segura hablando en otro idioma, así que apenas llegada averigüé, tomé coraje y comencé un curso online.
No les puedo contar el cagazo que tenía la primera vez que tuve una clase de conversación!!! pero de a poco fui soltando la lengua y en el siguiente viaje me sentía más segura.
Claro que me jugó en contra el dialecto. Destino: Irlanda y Escocia!! 
Un día llegamos al hotel como de costumbre: después de las 20 hs. y muertos de hambre. Teníamos que encontrar un lugar donde cenar.
Nos metimos en una especie de bar hermoso, tomamos un menú y discutíamos qué sandwich elegir, cuando se presentó un irlandés cruzado con vikingo.
Me hablaba y no alcanzaba a entender si lo hacía en  chino mandarín, en ucraniano o en inglés. 
Por alguna razón no podíamos ordenar comida y no alcanzábamos a descubrir por qué.
Hasta que el grandioso lenguaje de señas nos salvó de la encrucijada: la cuestión era que hasta las 20 se podía comer, después sólo servían tragos!!
Pero en ocasiones el inglés (idioma "universal") no nos salva y el lenguaje de señas puede no conducir a buen puerto.
Como lo que le ocurrió a un amigo, estando de viaje en Tailandia, en un hotel donde no había un solo empleado que hablara inglés. Quería enviar ropa a la lavandería y como nadie lo entendía, tomó un calzoncillo y lo frotó con las manos. "Ahhhhhh", exclamó con una sonrisa pícara la dama tailandesa de recepción. Y unos minutos más tarde tenía una bella prostituta golpeando la puerta de su habitación, a fin de hacerle "el servicio".
Hay lugares donde hablan idiomas inentendibles y desde el barrendero hasta el concerje hablan inglés; y otros en los que simplemente no hay una sola alma que lo entienda, como me ocurrió en Rusia.
Se me había roto un zapato, se había desprendido parte de la suela y necesitaba pegamento.
Fui a un supermercado a fin de no tener que pedir a nadie el elemento en cuestión y servírmelo yo misma, mas en ningún estante encontraba un pomito o algo que se le pareciera. 
Intenté preguntar en inglés, en español y creo que también en esperanto, pero se ve que sólo funcionaban en modo ruso.
Así que busqué mi zapato, lo saqué de mi cartera y se lo mostré a la cajera, moviendo las dos partes como si se tratara de una enorme bocaza gritando "Socorroooooo!!!" Y fue mágico: la dichosa "gotita rusa" estaba junto a las cajas y por eso no la encontraba.
Lo que demuestra que nada es imposible. Desde la Torre de Babel quedamos un poco confundidos y hablando raro, pero cuando estamos de viaje hay un lenguaje universal que nos une... LA NECESIDAD!!!