domingo, 3 de abril de 2016

El paraíso cubano (tercera parte)



Después de las mil horas de viaje en ese endemoniado avión y tras llegar al soleado y agobiante Cayo Largo, nos trasladaron al hotel.
Nuestra suerte parecía haber cambiado. Tal es así que por primera vez mi valija salió primera en la cinta!!! ¿Vieron que nunca aparecen los dueños de las primeras maletas que aparecen? Pues éramos mi sobrina y yo!!! Maravilloso...
Nos recibió la representante de nuestra agencia y de inmediato nos subieron al autobus... qué organización!!... Maravilloso!!!!
Tras un breve traslado (la isla es muy chiquita) llegamos a nuestro hotel. Hermoso, con un lobby de colores brillantes y una recepción a todo ritmo. Una banda tocaba salsa mientras varias parejas bailaban. Nos entregaron unos tragos de bienvenida. Por un momento me sentí como los huéspedes de la Isla de la Fantasía. Sólo faltaba Tatoo!!!
Todo era perfecto... pero lamentablemente no tardaría demasiado en cambiar.
En medio de tanta multitud llegamos al fin al escritorio de la Recepción. Allí nos informaron que el check in era a las 15. Faltaba hora y media!! pero bueno, amablemente nos invitaron a pasar a uno de los restaurantes y almorzar.
No sé si estaba cansada, hacía mucho calor o nuestra ropa argentina era demasiado para ese clima agobiante y húmedo; pero era simplemente APLASTANTE. El bolso de mano (con cámara, netbook y otras cositas pesadas) se hacía imposible de cargar y el camino hacia el restaurant interminable. 
Al fin llegamos y nos instalamos. Pedimos un par de hamburguesas y buscamos un baño. 
Allí la primera desilusión. El baño tan sucio como un baño público de terminal de trenes. El aroma no era precisamente caribeño!! Y algo curioso: las puertas eran tan bajas que cualquiera que se pusiera al otro lado, sin esfuerzo alguno y sin ponerse en puntas de pie (por más petiso que fuera) podía verte haciendo equilibrio sobre el inodoro. Después aprendería que eso era algo habitual en Cuba. siempre puertas bajitas, como en mis peores pesadillas de exposición!!!!
Almorzamos sólo pensando en el momento en que pudiéramos llegar a nuestra habitación, bañarnos, descansar... o bien ir a la playa a ver el mar!!! pero eso estaba lejos de suceder.
Esperamos en una reposera que se hicieran las 3 de la tarde. Estábamos agotadas, pero aún felices de llegar y contentas con el lugar.
Cerca de las 15 regresamos al lobby. Queríamos hablar por teléfono a casa y avisar que habíamos llegado bien. 
Nos enviaron a una pequeña cabinita a la entrada del hotel. Había un solo teléfono y ninguna privacidad. Todo lo que había que hablar era frente al empleado... pero tampoco pudimos hacerlo, porque alegremente nos informaron que había un corte de luz, así que habría que esperar para concretar la llamada.
Ok, todo bien... hasta que en Recepción nos dijeron que tampoco podíamos hacer el check in hasta tanto dieran luz nuevamente!!!! Ahí comenzó a molestarme la situación, pero accedí de buena gana a esperar. Claro que después de una hora y media de espera, ya tenía un ataque de caspa!!!!
La última vez que me dirigí al mostrador creo que lloriqueé a la empleada, hasta que se apiadaron de nosotras, nos cargaron en un carrito de golf y nos llevaron a nuestras habitaciones.
Llegar fue una bendición. La habitación era cálida y confortable. Bueno, cálida en todo el sentido de la palabra porque el aire acondicionado no andaba y tampoco el ventilador de techo.
Poco nos importó y a las 4 y media, después de ponernos la malla y prepararnos para el chapuzón en las aguas del Caribe, caminamos hacia el teatro para asistir a la reunión informativa.
Antes de salir intenté hablar por teléfono desde la habitación. Seguí todos los pasos pero resultó imposible. Había que intentarlo desde el lobby.
Llegamos al teatro y nos recibió un pintoresco personaje: Aníbal. Simpático y amable, dio todos los datos que necesitábamos saber. Excepto cuando dijo que el cocodrilo era un mamífero, creo que todo era útil.
Confieso que a esa altura estas personitas tan sonrientes y charlatanas comenzaban a caerme pesadas... sí, soy una intolerante, pero estaba tan cansadaaaaaa!!!
Una de las cosas que nos informaron fue acerca de los restaurantes a la carta. Teníamos derecho de entrar a dos y teníamos que reservar lugar después de las 18. Había que hacerlo ese día para conseguir lugar, así que tras intentar nuevamente hablar por teléfono (intento fallido!!) fuimos a hacer cola para la dichosa reserva.
Tras una hora al sol en una cola que apenas se movía, comencé a ponerme nerviosa. MUY NERVIOSA!!
Delante de nosotras una mujer de cabello envidiable, esperaba cual lady. Todos resoplábamos, protestábamos, pero a ella no se le movía una pestaña. Y  tampoco perdía el estilo, mientras el resto ya no sabía cómo pararse, dónde apoyarse o cómo aguantar de pie.
Europea, seguramente europea, porque los latinos somos más quejosos y bochincheros.
Entonces llegó una pareja y le habló en italiano. Y ahí la Lady perdió toda su compostura y comenzó a gritarles.
No entiendo italiano pero indudablemente los estaba puteando con todas las palabras que conocía. Llegué a entender que se quejaba de estar más de una hora esperando. Y dicho esto, y sin darles oportunidad ni a pestañear a los recién llegados, se acomodó la cartera y se alejó nuevamente cual Lady.
Por alguna razón me sentí gratificada. Al fin y al cabo esta mujer también tenía sangre en las venas y se calentaba al igual que todos los demás (mal de muchos consuelo de tontos!!)
Y esto no terminó ahí. Entonces la otra mujer comenzó a insultar en cuatro idiomas al pobre tano. Lo único que pude captar fue que era la última vez que viajaba con la otra.
Nunca supimos qué relación había entre esos tres. Suponíamos que la mujer del cabello hermoso era hermana del tano. Lo cierto es que la cara de resignación de este pobre hombre daba pena y no deben haberle alcanzado los días para arrepentirse de ese mal tercio para viajar.
Al fin pudimos reservar en el restaurant internacional y en el italiano y tras esto, pasadas las 7, partimos rumbo a la playa.
Siguiendo las instrucciones de Aníbal, pasamos a recoger las toallas de playa, pero ¿adivinen qué?... el kiosquito de toallones cerraba a las 6!!!!!!!!
Sin toallas, con mucha bronca y en medio de una gran ventolina llegamos a la playa. Hacía un fresquete digno de Mar del Plata. Pusimos los pies en el agua, que estaba helada y las olas te tumbaban.
¿Por qué engañaban así al turista?... ¿dónde estaban las aguas cálidas y tranquilas del Caribe?
Estuvimos un rato hasta ponernos en punto Walt Disney de congelación y allí emprendimos la retirada.
Poder bañarnos en nuestra habitación fue lo mejor del día!!
Cansadas, partimos hacia el buffet. 
La oscuridad del camino era digna de una película de terror. Aníbal nos había dicho "hay una iluminación ambiental". ¿A qué llamaban una iluminación ambiental?... a dos foquitos en medio de los troncos de las palmeras??? No sabías dónde ponías los pies!! y era un largo camino al buffet!! (al día siguiente iría munida de una pequeña linternita)
Cuando íbamos llegando una multitud me llamó la atención... COLA también para entrar al buffet!!!!!!!!
Mi humor ya estaba en una escala 25 (del 1 al 10)  de acidez!!!!! Esperamos UNA HORA para poder comer.
Tras la cena finalmente pudimos llamar por teléfono. Y allí nos enteramos de otra "buena noticia": no había wi fi. Es más, no había internet!! Había llevado la netbook al divino botón porque sólo permitían conectarse a través de un par de de computadoras que tenían en la diminuta cabina de comunicaciones. Se ingresaba por tarjeta, a través de un código. Y la hora costaba unos 80 pesos!!!!!! Pero había más. La conexión era tan lenta, pero tannnnnn lenta que la primera vez que pudimos usar el servicio en 1 hora sólo logramos enviar un mail mi sobrina y otro yo!!!
Facebook me bloqueó la cuenta, no podía acceder a mi correo y hablar por teléfono era una odisea. Comencé a sentirme incomunicada... y aunque hablábamos el mismo idioma, también parecía que nos costaba demasiado entendernos. Empecé a sentir que había entrado en una dimensión paralela... y cuántas experiencias aún nos esperaban!!!!!!!!!!
(Continuará...)

4 comentarios:

  1. Ya me imagino lo que falta...¡Encontrarle las tetas al cocodrilo! Jajajaja
    Es para ponerle un poco de humor a todo eso que, seguramente, contándolo te pone de nuevo los pelos de punta.

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  2. Cierto!! Me pregunto dónde estarán las tetas del cocodrilo jajaja
    En realidad ya no me embronca contarlo. En su momento viví cosas que me sacaron de quicio, pero a la distancia sólo las veo como graciosas. Humor ácido, que le dicen. Pocos pueden entenderlo!!

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  3. Che... ¿pero te fuiste de vacaciones o fuiste a sufrir? Qué raro que en la agencia de viajes no te advirtieron lo de internet, estuvieron flojos. No ibas a suspender el viaje por eso, pero por lo menos estabas avisada y no llevabas peso al divino botón

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    1. La agencia de turismo dejó muuuuuucho que desear. De hecho, nunca más la contraté. Pero esto sigue y lo peor está por llegar...

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