Pocas
experiencias me conectan con la insignificancia del ser humano como los viajes
en avión.
No por el
hecho de ser un puntito en las alturas, sino por el escasísimo lugar que estas
empresas (todas) dedican a nuestra especie (despojos de seres humanos tras un vuelo de varias horas)
Asientitos
diminutos con sus mesitas diminutas y sus cubiertitos plásticos de juguete,
mirando pantallitas diminutas con diminutos auriculares que generalmente no funcionan.
Hasta el
más pequeño de los mortales allí sentado me recuerda la triste imagen circense
de un enorme elefante apoyando sus cuatro patotas sobre un pequeño banquito,
con toda su inmensidad desbordando por los costados.
Después de
años de tener que comprar "extra seat" o meterme en clase turista con calzador,
por no tener medios suficientes para viajar entre los VIP’s, descubrí los
asientos “extra leg’s”, “extra room”, o como miércoles quieran llamarlos las
mafiosas empresas de aviación.
Son los
mismos asientos pedorros de clase turista, pero con la licencia de poder
estirar las piernas sin sentir que el pasajero de adelante te está moliendo las
rodillas al reclinar su respaldo.
Lindo ¿no?
Claro que no todo es tan perfecto. Al no
tener lugar adelante para instalar pantallita ni mesita plegable, de algún lado
tienen que salir!! Y salen de los apoyabrazos.
De ese modo
te encontrás con un cubículo más chico que los asientos turista, completamente
cerrado, como si fuera una latita de sardinas, donde hay que respirar hondo y
entrar de un solo intento y derecho, porque si te ladeaste perdiste y tu nervio
ciático se resentirá el resto del viaje.
Entonces
mientras todos bajan la mesita del asiento de adelante, vos la tenés que sacar
de adentro del apoyabrazos, voleando tus propios brazos como bailarina árabe
para evitar abollar de un codazo la nariz de tu compañero de asiento.
Vale lo
mismo para la pantallita de video. Sale del mismo apoyabrazos, pero desde
abajo, lo que te obliga a contorsionarte hasta poder destrabar el aparato.
Pero ahora
la tecnología agregó algo más: un control semi-remoto (porque tiene cable) con
el cual manejás la dichosa pantallita, a la vez que sirve de teléfono si pasás
tu tarjeta de crédito por la ranurita. El control multifunción suele estar
también en el asiento de adelante. Entonces ¿adónde está en los asientos "extra
legs"?? Pues adentro del asiento!!
Sí, una vez
que lograste meterte en el cubículo y que encallaste con toda tu humanidad en
ese instrumento de tortura a presión, tenés que sacar este aparatito CON CABLE
del costado de tu anca derecha… y no, ahí ya no hay magia y tenés que ponerte
de pie!!
Así se te
desarma la mesa, se te cae la pantalla (sin contar además el resto de boludeces
con las que te cargan apenas llegás: almohada, frazadita, auriculares, etc.) y
cuando al fin enganchaste el puto control, todo comienza de nuevo.
La tortura
continúa al querer dormir, ya que el respaldo del asiento tiene la mágica
inclinación de 90 grados a 92,5!!! Hasta me causa gracia cuando en el despegue
y aterrizaje piden enderezar el respaldo… si durante todo el viaje estás
derecha!!!!!
Tema aparte
y no menos importante son los baños, esos subcubículos en la lata de sardinas
en los cuales si sos mujer apenas si podés agacharte para tratar de embocar el
agujero del inodoro… siempre que no te toque turbulencia!!
Muchas
parejas consideran excitante tener sexo en esos baños. Por más pequeños que
sean los especímenes en cuestión, siempre al entrar a uno de estos toilettes
para liliputienses, no puedo evitar pensar en la postura… ¿cómo pueden entrar
ahí y colocar en su lugar lo que se tiene que colocar?... ni el Kamasutra pudo
imaginar semejante acrobacia!!
Además,
siempre me pregunté con qué cara de pocker se salía del baño después de
concretar la hazaña.
En mi
último viaje viví una experiencia en la que casi tengo que ensayar esa cara de “perro
que pateó la olla” al salir del toilette.
Después de
unas diez largas horas de viaje decidí ir al baño munida de cepillo de dientes
y desodorante a bolilla (de los pocos que cosméticos que permiten por razones “de
seguridad”. Como si pudiera cometer un atentado con un Dove o apuñalar a
alguien con un lápiz labial!!!)
Terminé el
pipí, me lavé las manos y los dientes con una perfecta coordinación. Casi me
sentía orgullosa de mí misma!! Y entonces destapé el desodorante a bolilla y lo
agité para que la cremita llegara a la bolita (del desodorante, se entiende,
¿no?) y entonces ocurrió algo impensado. La bolilla boló por los aires y el
contenido entero del desodorante se derramó en mi remera y pantalones.
¿Alguna vez
pudieron ver la consistencia de este producto?
De repente
era como si hubiera eyaculado sobre mí un enorme mamut y tenía colgajos de ese
líquido viscoso por todo el cuerpo.
¿Cómo
podría salir así con la frente en alto y cruzar medio avión para volver a mi
asiento?
Comencé a
arrancar toallas de papel y limpiar mi ropa frenéticamente cuando vi el espejo y el piso…
allí el espectáculo era peor!!!
Muy
decidida limpié el espejo y me agaché a limpiar el asqueroso suelo del toilette y ahí… quedé
trabada!! No podía retroceder, levantarme ni avanzar.
Con las
manos llenas de toallas sucias y un ataque de risa que no podía contener, hice
contorsiones hasta que logré zafar de tan embarazosa situación y pude salir del
dichoso toilette como pasajera seria y responsable.
Y así
regresé a mi asiento aprisionador de ancas, no sin antes levantar la
almohadita, la frazadita, levantar las dos partes del cinturón de seguridad,
sacar el control remoto, bajar la pantallita y empujar con el pie mi pobre
cartera debajo del asiento, para al fin depositar mi abollado trasero en el
asiento.
¡Sí que es dura
la vida del turista!
jajajaja, muy oportuno el desodorante!! jajaaj
ResponderEliminar¿Viste?... hay cosas que parecen planeadas!!!
ResponderEliminarJuaaaa!!!! Fantástico!! Después de un día recontra agitado, paso por aquí y lográs hacerme reír a la carcajadas!! Ahora, a dormir sonriente :)
ResponderEliminarSi al menos logré hacer reír a una persona, el propósito está cumplido. Gracias por leer mis locuras y participar!!
EliminarY sigo riéndome de la anécdota del desodorante, porque a pesar que ya me la habías contado, esta vez, lo hiciste con más picardía!!! jajaja
ResponderEliminarEs que fue tooooda una experiencia!!!
Eliminar¡Excelente Cary! Para la próxima, llevá desodorante en crema, jajajaja!
ResponderEliminarLa próxima vez que me aguanten el olor a chivo!! ja ja
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