jueves, 21 de mayo de 2015

Aviones... casi una experiencia religiosa!!



Pocas experiencias me conectan con la insignificancia del ser humano como los viajes en avión.
No por el hecho de ser un puntito en las alturas, sino por el escasísimo lugar que estas empresas (todas) dedican a nuestra especie (despojos de seres humanos tras un vuelo de varias horas)
Asientitos diminutos con sus mesitas diminutas y sus cubiertitos plásticos de juguete, mirando pantallitas diminutas con diminutos auriculares que generalmente no funcionan.
Hasta el más pequeño de los mortales allí sentado me recuerda la triste imagen circense de un enorme elefante apoyando sus cuatro patotas sobre un pequeño banquito, con toda su inmensidad desbordando por los costados.
Después de años de tener que comprar "extra seat" o meterme en clase turista con calzador, por no tener medios suficientes para viajar entre los VIP’s, descubrí los asientos “extra leg’s”, “extra room”, o como miércoles quieran llamarlos las mafiosas empresas de aviación.
Son los mismos asientos pedorros de clase turista, pero con la licencia de poder estirar las piernas sin sentir que el pasajero de adelante te está moliendo las rodillas al reclinar su respaldo.
Lindo ¿no? Claro que no todo  es tan perfecto. Al no tener lugar adelante para instalar pantallita ni mesita plegable, de algún lado tienen que salir!! Y salen de los apoyabrazos.
De ese modo te encontrás con un cubículo más chico que los asientos turista, completamente cerrado, como si fuera una latita de sardinas, donde hay que respirar hondo y entrar de un solo intento y derecho, porque si te ladeaste perdiste y tu nervio ciático se resentirá el resto del viaje.
Entonces mientras todos bajan la mesita del asiento de adelante, vos la tenés que sacar de adentro del apoyabrazos, voleando tus propios brazos como bailarina árabe para evitar abollar de un codazo la nariz de tu compañero de asiento.
Vale lo mismo para la pantallita de video. Sale del mismo apoyabrazos, pero desde abajo, lo que te obliga a contorsionarte hasta poder destrabar el aparato.
Pero ahora la tecnología agregó algo más: un control semi-remoto (porque tiene cable) con el cual manejás la dichosa pantallita, a la vez que sirve de teléfono si pasás tu tarjeta de crédito por la ranurita. El control multifunción suele estar también en el asiento de adelante. Entonces ¿adónde está en los asientos "extra legs"?? Pues adentro del asiento!!
Sí, una vez que lograste meterte en el cubículo y que encallaste con toda tu humanidad en ese instrumento de tortura a presión, tenés que sacar este aparatito CON CABLE del costado de tu anca derecha… y no, ahí ya no hay magia y tenés que ponerte de pie!!
Así se te desarma la mesa, se te cae la pantalla (sin contar además el resto de boludeces con las que te cargan apenas llegás: almohada, frazadita, auriculares, etc.) y cuando al fin enganchaste el puto control, todo comienza de nuevo.
La tortura continúa al querer dormir, ya que el respaldo del asiento tiene la mágica inclinación de 90 grados a 92,5!!! Hasta me causa gracia cuando en el despegue y aterrizaje piden enderezar el respaldo… si durante todo el viaje estás derecha!!!!!
Tema aparte y no menos importante son los baños, esos subcubículos en la lata de sardinas en los cuales si sos mujer apenas si podés agacharte para tratar de embocar el agujero del inodoro… siempre que no te toque turbulencia!!
Muchas parejas consideran excitante tener sexo en esos baños. Por más pequeños que sean los especímenes en cuestión, siempre al entrar a uno de estos toilettes para liliputienses, no puedo evitar pensar en la postura… ¿cómo pueden entrar ahí y colocar en su lugar lo que se tiene que colocar?... ni el Kamasutra pudo imaginar semejante acrobacia!!
Además, siempre me pregunté con qué cara de pocker se salía del baño después de concretar la hazaña.
En mi último viaje viví una experiencia en la que casi tengo que ensayar esa cara de “perro que pateó la olla” al salir del toilette.
Después de unas diez largas horas de viaje decidí ir al baño munida de cepillo de dientes y desodorante a bolilla (de los pocos que cosméticos que permiten por razones “de seguridad”. Como si pudiera cometer un atentado con un Dove o apuñalar a alguien con un lápiz labial!!!)
Terminé el pipí, me lavé las manos y los dientes con una perfecta coordinación. Casi me sentía orgullosa de mí misma!! Y entonces destapé el desodorante a bolilla y lo agité para que la cremita llegara a la bolita (del desodorante, se entiende, ¿no?) y entonces ocurrió algo impensado. La bolilla boló por los aires y el contenido entero del desodorante se derramó en mi remera y pantalones.
¿Alguna vez pudieron ver la consistencia de este producto?
De repente era como si hubiera eyaculado sobre mí un enorme mamut y tenía colgajos de ese líquido viscoso por todo el cuerpo.
¿Cómo podría salir así con la frente en alto y cruzar medio avión para volver a mi asiento?
Comencé a arrancar toallas de papel y limpiar mi ropa frenéticamente cuando vi el espejo y el piso… allí el espectáculo era peor!!!
Muy decidida limpié el espejo y me agaché a limpiar el asqueroso suelo del toilette y ahí… quedé trabada!! No podía retroceder, levantarme ni avanzar.
Con las manos llenas de toallas sucias y un ataque de risa que no podía contener, hice contorsiones hasta que logré zafar de tan embarazosa situación y pude salir del dichoso toilette como pasajera seria y responsable.
Y así regresé a mi asiento aprisionador de ancas, no sin antes levantar la almohadita, la frazadita, levantar las dos partes del cinturón de seguridad, sacar el control remoto, bajar la pantallita y empujar con el pie mi pobre cartera debajo del asiento, para al fin depositar mi abollado trasero en el asiento.

¡Sí que es dura la vida del turista!

8 comentarios:

  1. jajajaja, muy oportuno el desodorante!! jajaaj

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  2. ¿Viste?... hay cosas que parecen planeadas!!!

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  3. Juaaaa!!!! Fantástico!! Después de un día recontra agitado, paso por aquí y lográs hacerme reír a la carcajadas!! Ahora, a dormir sonriente :)

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    1. Si al menos logré hacer reír a una persona, el propósito está cumplido. Gracias por leer mis locuras y participar!!

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  4. Y sigo riéndome de la anécdota del desodorante, porque a pesar que ya me la habías contado, esta vez, lo hiciste con más picardía!!! jajaja

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  5. ¡Excelente Cary! Para la próxima, llevá desodorante en crema, jajajaja!

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    1. La próxima vez que me aguanten el olor a chivo!! ja ja

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