jueves, 28 de mayo de 2015

¿Y dónde está el piloto?


Cuando uno está de viaje, especialmente en un tour organizado, el cansancio nos suele jugar malas pasadas.
En efecto, los primeros días se tienen todas las luces y las ganas, pero a medida que se va avanzando en el desarrollo del tour, ya no sabemos dónde nos despertamos, nos llevamos por delante los muebles de la habitación porque cambiamos cada noche de hotel y cuando suena el teléfono despertador ni siquiera sabemos si está a la izquierda o a la derecha de la cama para azotarlo de un zapatillazo!!
Lo cierto es que, como he dicho, la vida del turista es sacrificada. Vaya si lo es!! Régimen militar con gusto: 
* Llamada: 6 hs.
* Maletas afuera: 6:30 hs.
* Desayuno: 7 hs.
* Partida: 7:30 hs.
Eso para luego subir a un autobús durante horas hasta llegar al nuevo destino!!
Cuando visité la bellísima Praga por segunda vez, lo hice tras un intenso tour de 9 días por Rusia, con diferencia horaria y vuelos intermedios, que hicieron que llegara a la ciudad de las agujas con un agotamiento extremo; no obstante lo cual, aproveché al máximo mis dos días para recorrer y conocer todo cuanto pudiera.
Pero evidentemente el cansancio no es zonzo y se resintió hasta mi inteligencia.
El hotel era espectacular, uno de los mejores en los que he estado.
Como de costumbre, al llegar y apenas abiertas mis desordenadas valijas, busqué la caja de seguridad para guardar mi pasaporte, los pasajes y los pocos valores que me quedaban -AFIP mediante- luego de mi paso por Rusia.
Siempre leo atentamente las instrucciones y pruebo cerrar y abrir la caja sin haber introducido previamente nada adentro; y esta vez no fue la excepción. Leí cuidadosamente cada paso, mas mi pobre cabeza atribulada no lograba entender cómo llegar al momento de ingresar la clave numérica. Y así, en un segundo de estupidez, cerré la caja y no la pude volver a abrir ya que quedó con el código ingresado por el anterior huésped.
Reventé de bronca por mi estupidez y de vergüenza porque no sabía cómo plantear esta situación. No lo haría telefónicamente, por supuesto, porque a mi pobre inglés siempre lo puede ayudar alguna que otra seña.
Así que enfrenté con valentía a la conserje y le expliqué la mentirita que había inventado: "Cuando llegué a la habitación, la caja estaba cerrada!!! Y desconozco la clave para abrirla".
Con diligencia la simpática checa me dijo que enviaría a alguien y en menos de cinco minutos el "técnico" caía a la habitación. 
Por supuesto que le di la misma explicación y el viejo me miró con total descreimiento y con una sonrisita socarrona me enseñó los pasos para poder ingresar mi propia clave... claro!!... la puta llavecita negra que mencionaba las instrucciones estaba colgada del interior de la puertita!!
Hice cara de "ya lo sabía" y agradecí al buen señor sacarme del apuro.
Al día siguiente, volví al hotel arrastrando las patas tras una caminata agotadora. Al llegar a mi piso encontré todo semidesmantelado y  varios cables colgando del techo. Evidentemente habían sufrido algún inconveniente eléctrico. 
En medio de tal caos, me costó encontrar mi habitación, mas cuando la hallé (tras sortear biombos, cables y herramientas desparramadas por el piso), al intentar abrirla con mi tarjeta, sólo se activaba una luz roja.
Casi lloro de impotencia!!! Estaba tan cansada que  creí que ni siquiera iba a poder llegar hasta el ascensor!!!
Nuevamente, con mi inglés básico, expliqué a la misma conserje la situación (ella ya me miraba con cara de "otra vez la vieja problemática") Aparentemente no había sido mi problema, sino que a causa del temita eléctrico los códigos se habían desprogramado. La dulce chequita reprogramó la tarjeta y me la devolvió con gentileza (y supongo que deseando secretamente que no volviera a aparecer!!)
Regresé a la habitación, pasé el biombo, salté los cables y cuando pruebo nuevamente... nada!!!
Pasé mil veces la tarjeta, sacudí el picaporte y ya tenía el pie listo para propinarle flor de patada a la puerta cuando me detuve en el número... ¡estaba frente a otra habitación!
Resignada busqué la mía y me encerré para no hacer más papelones.
Pero éste no sería el último... aún restaba un desayuno!!!!!! (y aquí vino lo peor...)
El desayuno era en el primer piso, un enorme salón vidriado con un balcón soleado desde donde se tenían las mejores vistas de Praga.
Tomé un plato, me serví algo de comida, busqué una mesa y deposité en ella mi plato y el frasco de mis vitaminas, para reservar lugar, mientras iba por mi café y el jugo de naranja.
Mas cuando regresé... la mesa vacía!!!
Eran tan diligentes los checos que tal vez habían pensado que lo del plato eran sobras y lo habían retirado de la mesa.
Cabeceé desorientada con cara del coyote de los dibujitos del correcaminos pidiendo ayuda.
No me importaba volver a servirme el desayuno, pero sí recuperar mis pastillas.
Entonces llamé a un camarero y con mi mejor cara de damisela en apuros le expliqué la situación. Él, muy gentil, ofreció ir a la cocina a buscar el frasquito.
Esperé de pie hasta que apareció nuevamente diciendo que en la cocina no había nada.
Ahí me broté. En una fracción de segundo pasó todo por mi cabeza: cómo conseguir esas mismas vitaminas en Europa a mitad de mi viaje, cómo pedirlas, si llamar a la asistencia médica, si preguntar en el hotel...
El camarero se retiró y decidí preguntar a una chica esta vez y a otra y otra. No dejé a nadie por consultar. Estaba en una especie de ataque psicótico al grito de "¿Dónde están mis pastillas?"
Todos me miraban azorados, hasta que un muchachito tímidamente se acercó a mí y señalando una mesa me preguntó en inglés: "¿No es aquélla su mesa, señora?" Y ahí estaban: mi plato intacto y el frasco de vitaminas que hasta parecía reírse de mí.
Había encarado mal y apuntado a la mesa equivocada!!!!!!
Muerta de vergüenza y ante la mirada de todos, pedí disculpas hasta en checo!!
Gracias al cielo era mi último día allí. No creo que hubiera podido sobrevivir a tanta vergüenza papelonera un solo día más.

jueves, 21 de mayo de 2015

Aviones... casi una experiencia religiosa!!



Pocas experiencias me conectan con la insignificancia del ser humano como los viajes en avión.
No por el hecho de ser un puntito en las alturas, sino por el escasísimo lugar que estas empresas (todas) dedican a nuestra especie (despojos de seres humanos tras un vuelo de varias horas)
Asientitos diminutos con sus mesitas diminutas y sus cubiertitos plásticos de juguete, mirando pantallitas diminutas con diminutos auriculares que generalmente no funcionan.
Hasta el más pequeño de los mortales allí sentado me recuerda la triste imagen circense de un enorme elefante apoyando sus cuatro patotas sobre un pequeño banquito, con toda su inmensidad desbordando por los costados.
Después de años de tener que comprar "extra seat" o meterme en clase turista con calzador, por no tener medios suficientes para viajar entre los VIP’s, descubrí los asientos “extra leg’s”, “extra room”, o como miércoles quieran llamarlos las mafiosas empresas de aviación.
Son los mismos asientos pedorros de clase turista, pero con la licencia de poder estirar las piernas sin sentir que el pasajero de adelante te está moliendo las rodillas al reclinar su respaldo.
Lindo ¿no? Claro que no todo  es tan perfecto. Al no tener lugar adelante para instalar pantallita ni mesita plegable, de algún lado tienen que salir!! Y salen de los apoyabrazos.
De ese modo te encontrás con un cubículo más chico que los asientos turista, completamente cerrado, como si fuera una latita de sardinas, donde hay que respirar hondo y entrar de un solo intento y derecho, porque si te ladeaste perdiste y tu nervio ciático se resentirá el resto del viaje.
Entonces mientras todos bajan la mesita del asiento de adelante, vos la tenés que sacar de adentro del apoyabrazos, voleando tus propios brazos como bailarina árabe para evitar abollar de un codazo la nariz de tu compañero de asiento.
Vale lo mismo para la pantallita de video. Sale del mismo apoyabrazos, pero desde abajo, lo que te obliga a contorsionarte hasta poder destrabar el aparato.
Pero ahora la tecnología agregó algo más: un control semi-remoto (porque tiene cable) con el cual manejás la dichosa pantallita, a la vez que sirve de teléfono si pasás tu tarjeta de crédito por la ranurita. El control multifunción suele estar también en el asiento de adelante. Entonces ¿adónde está en los asientos "extra legs"?? Pues adentro del asiento!!
Sí, una vez que lograste meterte en el cubículo y que encallaste con toda tu humanidad en ese instrumento de tortura a presión, tenés que sacar este aparatito CON CABLE del costado de tu anca derecha… y no, ahí ya no hay magia y tenés que ponerte de pie!!
Así se te desarma la mesa, se te cae la pantalla (sin contar además el resto de boludeces con las que te cargan apenas llegás: almohada, frazadita, auriculares, etc.) y cuando al fin enganchaste el puto control, todo comienza de nuevo.
La tortura continúa al querer dormir, ya que el respaldo del asiento tiene la mágica inclinación de 90 grados a 92,5!!! Hasta me causa gracia cuando en el despegue y aterrizaje piden enderezar el respaldo… si durante todo el viaje estás derecha!!!!!
Tema aparte y no menos importante son los baños, esos subcubículos en la lata de sardinas en los cuales si sos mujer apenas si podés agacharte para tratar de embocar el agujero del inodoro… siempre que no te toque turbulencia!!
Muchas parejas consideran excitante tener sexo en esos baños. Por más pequeños que sean los especímenes en cuestión, siempre al entrar a uno de estos toilettes para liliputienses, no puedo evitar pensar en la postura… ¿cómo pueden entrar ahí y colocar en su lugar lo que se tiene que colocar?... ni el Kamasutra pudo imaginar semejante acrobacia!!
Además, siempre me pregunté con qué cara de pocker se salía del baño después de concretar la hazaña.
En mi último viaje viví una experiencia en la que casi tengo que ensayar esa cara de “perro que pateó la olla” al salir del toilette.
Después de unas diez largas horas de viaje decidí ir al baño munida de cepillo de dientes y desodorante a bolilla (de los pocos que cosméticos que permiten por razones “de seguridad”. Como si pudiera cometer un atentado con un Dove o apuñalar a alguien con un lápiz labial!!!)
Terminé el pipí, me lavé las manos y los dientes con una perfecta coordinación. Casi me sentía orgullosa de mí misma!! Y entonces destapé el desodorante a bolilla y lo agité para que la cremita llegara a la bolita (del desodorante, se entiende, ¿no?) y entonces ocurrió algo impensado. La bolilla boló por los aires y el contenido entero del desodorante se derramó en mi remera y pantalones.
¿Alguna vez pudieron ver la consistencia de este producto?
De repente era como si hubiera eyaculado sobre mí un enorme mamut y tenía colgajos de ese líquido viscoso por todo el cuerpo.
¿Cómo podría salir así con la frente en alto y cruzar medio avión para volver a mi asiento?
Comencé a arrancar toallas de papel y limpiar mi ropa frenéticamente cuando vi el espejo y el piso… allí el espectáculo era peor!!!
Muy decidida limpié el espejo y me agaché a limpiar el asqueroso suelo del toilette y ahí… quedé trabada!! No podía retroceder, levantarme ni avanzar.
Con las manos llenas de toallas sucias y un ataque de risa que no podía contener, hice contorsiones hasta que logré zafar de tan embarazosa situación y pude salir del dichoso toilette como pasajera seria y responsable.
Y así regresé a mi asiento aprisionador de ancas, no sin antes levantar la almohadita, la frazadita, levantar las dos partes del cinturón de seguridad, sacar el control remoto, bajar la pantallita y empujar con el pie mi pobre cartera debajo del asiento, para al fin depositar mi abollado trasero en el asiento.

¡Sí que es dura la vida del turista!

sábado, 16 de mayo de 2015

Los personajes de los tours


Confieso que he viajado. Mucho.
Lo he hecho por mi cuenta y en salidas grupales.
Y después de tanto camino recorrido, he llegado a la conclusión que vayas donde vayas y contrates a través del operador que sea, hay ciertas constantes que se mantienen y repiten en todos y cada uno de mis viajes.
Las expectativas son distintas, el equipaje también, pero si hay algo común a todos los tours son los personajes que encontraremos.
En efecto, al poner el primer pie en la escalinata del autobús ya podemos reconocer:
1) EL/LA FASTIDIOSO/A: se queja por todo y nada lo satisface. Si salimos temprano porque no pudo dormir; si es más tarde porque no tendremos tiempo suficiente; si hicimos 10 cosas porque quería hacer 11; que si no comió a tiempo; que la habitación; que el clima... todo es motivo para su disgusto.
2) EL GRACIOSO: utilizo el género masculino porque en el 99,99% de los casos es hombre. Es el bufón del grupo y muchas veces se torna (digamos) pesadito. 
Si va en pareja, su mujer es quien -entre sonrisitas por compromiso- suele pellizcarlo por debajo de la mesa para que cierre la boca.
Quiere caer bien a todo el mundo y en su afán de conquistar al resto satura y empalaga.
3) LA DAMISELA EN APUROS: generalmente viaja sola y le pasan todas. Siempre tiene algún inconveniente que resolver y vive apelando a la generosidad de quienes la rodean. Que se perdió su valija; que su equipaje es muy pesado; que quiere otro asiento... hasta asuntos más graves como olvidar pertenencias en el último hotel, ser víctima de un arrebato (aún habiendo sido advertida) o  perder su pasaporte!!
4) LA GATA: por momentos hasta puede confundirse con la damisela en apuros, pero su objetivo claramente es otro.
Se pintan como una puerta a las 6 de la mañana, con peinado de peluquero profesional y, en tanto cualquier mortal común usa el vaquero o jogging más estirado y las zapatillas más cómodas para andar largo rato, ella calza taquitos y usa medias de red.
Si hay (por uno de esos casuales) un hombre solo, aunque sea el clon de Frankenstein, lo perseguirán por todas partes; flirtearán con el guía y hasta perseguirán al chofer, además de histeriquear con cuanto tipo se le cruce, sin siquiera importar que estén acompañados en el viaje por sus señoras esposas!!
5) LA PAREJA MAYOR: generalmente son más macanudos que todos los jóvenes juntos. 
Son piolas y están más allá del bien y del mal. Ante las eventualidades responden con una sonrisa y encaran con buena cara cada sacrificado e intensivo día del tour.
6) EL/LA NERD: leyó absolutamente todo acerca de cada lugar y ante cada plaza, estatua o iglesia, descarga su pesada catarata de sabiduría estudiada de memoria. Sabe de números, estadísticas y datos que a nadie interesa. Y si está embalado/a incluso puede llegar a contradecir y discutir datos con el guía!!
7) LA CHUSMA: al segundo día del tour sabe absolutamente todo de sus compañeros de viaje: nombres, procedencia, estado civil, ocupación y por qué cada uno decidió hacer el viaje. Por no referir a detalles escabrosos de la vida de cada uno. Es inútil ocultarlo. Ella lo averiguará!!
8) EL/LA TECNOLÓGICO/A: viaja con cámara digital, tablet, ipod, celular de última generación y sabe todo, absolutamente todo, sobre conexiones, formatos de imagen y video, sitios web, software y hardware.
No le pregunten nada más. Generalmente su cerebro lógico sólo tiene lugar para ese tipo de información.
9) EL/LA HISTÉRICO/A: hizo el viaje para tomar un descanso, pero no logra relajarse en todo el recorrido. Vive prendido/a al teléfono o enviando emails al trabajo o a su casa, preocupándose por cómo el mundo pudo continuar sin su imprescindible presencia. Es un personaje de cuidado, porque su histeria suele ser contagiosa!!
10) EL/LA IMPUNTUAL: es el cáncer de todo tour!! Nunca llega a tiempo y cuando al contar los presentes falta uno, seguramente es él/ella. Aunque el guía se esfuerce en cronometrar relojes, siempre el de él/ella atrasa y, como además carece del sentido de la orientación, frecuentemente se pierde y en ocasiones requiere denodados esfuerzos del coordinador por encontrarlo y no asesinarlo en el intento.
11) LA ADOLESCENTE RENEGADA: generalmente es mujer porque los varones directamente se niegan a viajar con los padres, en tanto ellas lo hacen bajo presión, o chantaje mediante. 
Se levanta y acuesta caracúlica y bufa frente a cada propuesta de sus padres. Vive conectada a un par de auriculares aislándose del mundo y duerme en lugar de ver los mejores paisajes. Cuando abre la boca sólo es para decir "¡qué aburrido!"
12) LAS ANOTADORAS: siempre son mujeres. Están permanentemente en estado de alerta y toman nota de cada palabra que pronuncia  el guía, así sea un "buenos días".
Cargan manojos de papel plagados de notas que nunca volverán a leer o que ni siquiera entenderán por tratarse de jeroglíficos garabateados mientras caminaban o en medio del bamboleo de un bus.
13) LAS ALEGRES: siempre e indefectiblemente son mujeres! Viajan de a dos o tres y se potencian. Actúan como si permanentemente tuvieran dos o tres cuartos del tanque alcohólico lleno y estuvieran en viaje de egresadas. Cantan, bailan y hacen el trencito por el pasillo del autobús, en medio de las miradas atónitas de los compañeros de viaje, que sonríen falsamente por no resultar descorteses. 
En ocasiones (y por razones de edad) resultan patéticas.
14) EL/LA DISTRAÍDO/A: este personaje nunca presta atención a nada. Puede desde confundir horarios hasta subirse a otro autobús!!
No escucha ninguna información y suele estar sacando fotos o mirando las mariposas mientras el pobre guía se deshace en explicaciones. 
Como no tiene noción clara acerca del tiempo y del espacio, puede andar a los gritos en lugares en los que debía guardar silencio o preguntar -haciéndose el interesado- lo que el coordinador acaba de decir.  
Actúa como si no hubiera nadie más a su alrededor.
15) Finalmente, LOS MATRIMONIOS: merecen un capítulo aparte porque los viajes en pareja, a lo largo de los días se convierten en verdaderas "lunas de hiel". 
En el día 1 salen de la mano, se toman fotos juntos, sonríen románticos mirando un atardecer.
Para el día 5/6 ya no se tocan, se molestan a codazos en los asientos del autobús, se ladran mutuamente por lo que come, lo que gasta y lo que hace el otro; y al tomarse fotos reflejan el fastidio que los aqueja al tener que soportarse 24 horas seguidas juntos, durante toda la extensión del tour!!

¿Pueden reconocer a alguno de estos personajes?
Creo que más allá de que hay especímenes de éstos en estado puro, todos los que viajamos tenemos una partecita de cada uno de ellos.

Y vos ¿cuál sos?